Socotra - Marzo y abril 2025
Hola desde la isla yemení de Socotra. Un paraíso muy de moda
entre instagramers, aunque esta vez la fama se corresponde con la realidad. Es
un lugar precioso pero también frágil porque sus paisajes casi intactos podrían
sucumbir a las futuras oleadas de turistas y a una construcción desbocada. Quizás
sea esta naturaleza casi prístina lo que hace de Socotra un destino tan
especial. De hecho, no pocos paisajes me han recordado a lo que Cabo Cope en
Águilas, la Manga del mar Menor o Canarias debieron ser décadas antes del boom
de la construcción y la agricultura intensiva. Además, viajar por la isla es
como visitar pedazos de otros lugares maravillosos: tiene playas como las de
Polinesia, cuevas como las de Borneo o dunas como las del Sahara marroquí. Sin
embargo, no todo es perfecto en el paraíso: tienen un problema enorme con la
basura, especialmente en la capital Hadibo, los estándares de limpieza de baños
o duchas son de los más bajos que hemos visto nunca y, como siempre en los
países musulmanes, nos perdemos el punto de vista de la mitad de la población:
sus mujeres. Hasta el punto de que prácticamente no hemos cruzado palabra con
ninguna, excepto en una tienda cuya encargada es la presidenta de la asociación
de mujeres de Socotra. No deja de ser una gota en el océano del machismo
imperante. A pesar de tener solamente el punto de vista masculino, hemos
aprendido mucho de Socotra y de su cultura ancestral: nos ha encantado escuchar
cómo los pastores beduinos cantan a sus cabras, historias como la del hechicero
que curaba dolores de cabeza poniendo un cuchillo ardiendo en la nunca o
presenciar como los locales se ayudan unos a otros en un contexto comunitario
como pocas veces hemos visto.
En cuanto a las diferencias y similitudes con Yemen continental,
deciros que la gente vive aquí mucho más tranquila, quizás porque la guerra no
le ha afectado tanto y porque el turismo genera bastantes empleos. De hecho, aunque
son muy humildes, no hemos visto a nadie pidiendo dinero. En cuanto a las
similitudes, comentaros que la mayor parte de los hombres están enganchados al
gat, unas hojas estimulantes tan nocivas como adictivas. Otra similitud es que ambos
territorios están controlados por Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí. Las
banderas de estos dos países ondean por doquier y la mayor parte de la
población agradece la ayuda que les prestan en forma de infraestructuras,
viviendas o becas. Eso sí, nos preguntamos qué les pedirán a cambio en un
futuro no muy lejano.
Sin más, os dejo con algunas fotillos y nos vemos en la
próxima parada… Taiwán.
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