Pakistán - Octubre y noviembre 2024
Hola de nuevo. Hoy os voy a contar algunas cosillas de nuestro periplo por Pakistán, uno de esos países que solo sale en televisión o redes sociales por conflictos o catástrofes naturales. Hay que entender que tener como vecinos a China, Irán o Afganistán y estar bajo la supervisión constante de Estados Unidos hace que la situación del país sea muy compleja y a veces inestable. Pero como podéis imaginar, Pakistán es mucho más que eso. Hemos viajado durante mes y medio desde el extremo norte en la frontera con China hasta Karachi, la urbe meridional que mira al mar arábigo. En este tiempo hemos visto muy poco turismo y hemos apreciado una diversidad tanto cultural como paisajística abrumadora, lo que hace que este destino sea totalmente recomendable. No así tanto la comida, poco variada y demasiado aceitosa y picante. Podríamos dividir nuestro viaje en dos mitades: una el norte montañoso y otra el sur caluroso.
El
norte de Pakistán es sencillamente fascinante. Hemos visitado Skardu, Fairy Meadows,
el campo base de Rakaposhi, Hunza y hasta la frontera con China. Es decir, desiertos,
montañas que superan los ocho mil metros, glaciares por doquier, el otoño más
bonito que jamás hemos visto y las que quizás sean las personas más amables del
mundo. En nuestras retinas han quedado grabadas imágenes como las hojas anaranjadas
por el otoño en Hunza, su preciosa tradición textil o aldeas que parecen sacadas
de un libro de historia sobre neolítico. Sin embargo, el norte de Pakistán se
enfrenta a dos problemas especialmente graves: la escasez de electricidad y sus terribles
carreteras. Es lamentable que tan solo cuenten con unas pocas horas de luz
eléctrica al día, por lo que no hay neveras, lavadoras, etc. La gente está muy
cabreada con el gobierno y no es para menos. En cuanto a las carreteras, se han
quedado grabadas a fuego en nuestras espaldas y posaderas. Aun así, merece
mucho la pena visitar el norte del país, especialmente en otoño.
Os dejo con algunas fotillos del norte de pakistán y luego os hablo del centro y sur.
Apretadas
En
cuanto al centro y sur de Pakistán, no puede ser más diferente. Caluroso, caótico,
contaminado y mucho más religioso que el norte. Sin embargo, como dicen algunos
“uno nunca ha estado en Pakistán si no ha visitado el sur”. Son tantas las
joyas arquitectónicas que hay desde Lahore en el centro, hasta Karachi en el
extremo sur, que sin duda merece la pena el esfuerzo. Y eso que hemos tenido
smog brutal durante varios días seguidos, siendo Multan una de las
ciudades más contaminadas del mundo esos días. Además, al igual que en la
India, hay imágenes brutales que se quedan guardadas en la memoria: bazares con
vestidos de princesa por los que pasea un amaestrador de monos, puestos que venden
cabezas y pezuñas de cabra al lado de otros que sirven comida deliciosa, mujeres
con burka o un restaurante precioso en una antigua mansión en la que casi todos
sus trabajadores tienen enanismo. Son sensaciones fuertes, contradictorias y muy auténticas.
Como nota positiva, decir que Pakistán cuenta con una ley que protege a las
mujeres transexuales. De hecho, hemos visto a bastantes en la calle.
Os dejo debajo algunas fotillos. Sin más, nos vemos en la próxima parada… Arabia Saudí.
En Lahore
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