Polinesia Francesa - Junio y Julio 2025
¡Ia Orana!, o lo que es lo mismo, hola en tahitiano.
Tras Nueva Caledonia hemos pasado más de un mes y medio en varias islas de la
Polinesia Francesa y ha merecido mucho la pena a pesar del esfuerzo, sobre todo
económico. Este territorio de ultramar francés, o colonia, es un archipiélago
casi tan grande como Europa, con una infinidad de islas a la vez parecidas y
diferentes entre sí. De hecho, las islas están tan dispersas que un vuelo desde Tahití hasta las Marquesas
tarda en llegar casi seis horas. Por falta de tiempo y dinero, nos hemos
concentrado en cuatro islas: Tahití, Moorea, Bora Bora y Rangiroa. También nos
habría gustado visitar las Islas Marquesas y Rurutú, pero va a tener que ser en
otro viaje.
Cuando uno llega a la Polinesia
Francesa lo primero que llama la atención es la abismal diferencia horaria con
respecto a España. ¡12 horas! También sorprende los horarios tan raros que
tienen, y es que todo comienza y acaba demasiado temprano. Por ejemplo, la
ciudad está activa ya desde las cinco de la mañana y la jornada laboral termina
sobre las cuatro o cinco de la tarde. De hecho la comida suele ser sobre las 11
de la mañana. Otra cosa que nos ha llamado la atención es que la forma de vida se parece mucho a la de los años ochenta. Por ejemplo, usan muy poco el móvil, la gente realiza sus
compras en tiendas y no online, los adolescentes se divierten jugando al
futbolín en salones como los de hace treinta años y ¡existen cabinas
telefónicas! En general la gente es muy relajada y se ve más mezcla e
integración con los franceses europeos que en Nueva Caledonia. A pesar de que la influencia francesa es obvia, los polinesios
aún conservan multitud de rasgos de su cultura ancestral: los tatuajes, las coronas de
flores, la música o los sombreros tradicionales son solo algunos ejemplos. Otra
cosa que tienen en común las islas son las perlas, especialmente las negras.
Aunque la mayor parte de ellas se producen en tan solo un par de islas, es
difícil no tropezarse con una tienda o puesto casi en cada esquina. Otra cosa
que nos ha sorprendido para bien es el
reconocimiento de un tercer género. De hecho hay muchísimos hombres vestidos de mujer que están totalmente integrados en la sociedad polinesia. Por
último, comentaros que el típico saludo surfero con el dedo menique y pulgar es
originario de esta parte del mundo.
Abajo os dejo algunas fotos y
comentarios de cada isla que hemos visitado.
TAHITÍ: Es la mayor y la más moderna y desarrollada de las islas. Nos ha recordado mucho a Hawái no solamente por el verdor, las cascadas o los picos montañosos, sino también por la altísima tasa de obesidad compartida por hombres y mujeres. ¡Es brutal! Otro aspecto que nos ha llamado la atención es el carácter decadente y la pobreza generalizada en la capital Papeete. Además, hay muchísimos perros agresivos que te pueden dar más de un susto. La verdad es que no nos esperábamos algo así en Tahití. Sin embargo, hemos alucinado con la enorme ola llamada Teahupooque se puede ver y sentir desde un barco. Ahí van algunas fotos.
Viaje al pasado
Como en los años ochenta
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