Hola
desde Miami. El gran viaje de verano
llega casi a su fin tras una semana en la ciudad de Florida. Lo primero que
llama la atención al aterrizar es que no hace falta hablar inglés; el uso del
español está tan extendido que uno directamente pregunta o le preguntan en la
lengua de Cervantes. De hecho, a veces se tiene la sensación de estar en Latinoamérica
y no en su vecino del norte. Sin embargo, los contrastes extremos que se
perciben al salir a la calle nos recuerdan que estamos en territorio USA: los
Ferraris o Porsches pasan al lado de vagabundos tirados en la calle, gente humilde
y tremendamente obesa es envenenada, consciente o inconscientemente, por la
comida basura y el azúcar, abruma el elevadísimo precio los medicamentos, como los 75$ que pagamos por unas simples gotas
para un orzuelo, y así un largo etcétera.
Sin
embargo, también hay cosas muy chulas en Miami. La colección de edificios art
déco en Ocean Drive (South Beach) es impresionante
y única en el mundo. Además, paseando por esta avenida cada día te encuentras
con algo sorprendente e imprevisible. Cada noche es un espectáculo en Ocean
Drive. No se me olvidará la peluquería ambulante que recoge y atiende clientes en
un coche, los barcos-anuncio con pantallas gigantes para que los veas desde la
playa, o los mil y un personajes que deambulan por las calles. En cuanto a las playas, bastante mejor de lo
que me esperaba. Son una delicia: arena blanca, agua transparente y una temperatura
en torno a los 26 ó 28 grados.
Como
siempre, os dejo algunas fotillos. Nos vemos pronto.
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Las Meninas |
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Junto a uno que esperó demasiado al autobús |
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Los abuelos de Miami |
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Monasterio románico expoliado |
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Art Déco |
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En Little Havana, o mejor dicho, "Fake Havana" |
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¡¡Asssucaaa!! |
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De cocktails |
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