Jerusalén - Marzo 2009

Han sido tan sólo cinco días en la ciudad, pero el choque cultural ha sido brutal, y eso que ya hemos estado en lugares bastante singulares.

La llegada fue algo accidentada, y es que nos retuvieron en el aeropuerto de Tel Aviv durante dos horas. El motivo, según ellos, un simple control de seguridad. Sin embargo, sólo hacían preguntarnos por Siria. Ya sabéis que en Israel cualquiera es un posible terrorista. En fin... encima nos preguntan si Marta y yo somos pareja, durante cuánto tiempo nos conocemos, cómo se llaman nuestros abuelos, cómo se pronuncia el apellido "Abad", que si vamos a visitar territorios palestinos, etc. Por cierto, el apellido Abad es similar a un apellido Pakistaní, por lo que puedes ser terrorista. Lamentable. Al menos fueron sólo dos horas. A más de uno le denegaron la entrada. Eso de viajar por tu cuenta no lo llevan muy bien.

La ciudad es impresionante desde un punto de vista cultural. Alucinamos con las tres culturas predominantes: judía, musulmana y cristiana. Se ve claramente el continuo sometimiento y provocación a los palestinos, como cuando los judíos celebraban el Shabat recorriendo a gritos y con banderas israelíes los barrios musulmanes. Además, han rebautizado a todos los yacimientos arqueológicos según la tradición judía. Por ejemplo, al recinto de la Cúpula de la Roca le llaman Templo de la Colina, un templo inexistente que estuvo allí hace más de 2000 años(!). Sin embargo, lo que más nos ha impactado, incluso más que los judíos ortodoxos golpeándose frente al muro de las lamentaciones, ha sido la cultura de las armas que hay en el país. La mili es obligatoria para chicos y chicas (tres años), y estos deben llevar sus armas siempre, lo cual incluye sus casas y la calle. De hecho, cada cinco metros ves a adolescentes, no con pistolas, sino con armas de repetición como si de un juguete se tratara. De hecho, nos dijeron que por ser judío tienes derecho a tener un arma cuando eres mayor de edad. En fin...

En cuanto a los cristianos (ya sean católicos u ortodoxos), sus ritos son de lo más gracioso. El caso es que van por grupos y alquilan una cruz de madera de un tamaño considerable que se van intercambiando. Incluye guía-fotografo para recordar el instante. Es de lo más graciosos verlos por la Vía Dolorosa cargando con la cruz y cantando. Los muy ingénuos no se da cuenta de que ni se sabe si Jesús pasó por allí, ni de que el nivel del suelo hacía 2000 años está a unos 5 metros por debajo del nivel actual. Además, es curiosa la lucha entre católicos y ortodoxos por la iglesia del Santo Sepulcro (en la que se supone crucificaron a Jesús). De hecho, le han encargado a un musulmán que abra y cierre sus puertas por los contínuos conflictos entre las dos facciones cristianas.

En cuanto a los musulmanes, la mayoría prefiere no hablar del tema, aunque eso si, algunos han decidido ponerse a trabajar para la policía judía (!). Nos gustaría haber ido a Ramalla o Hebrón, pero ya nos avisaron de que podríamos tener problemas con las autoridades judías.

En fin... nos fuimos con muchos prejuicios y volvimos con más. Es una ciudad que merece la pena visitar por lo que os he contado, pero creo que no repetiría.

Un saludo y hasta la próxima estación... Japón.


Cúpula de la Roca
Adolescentes con sus armas
Rezando frente al Muro de las Lamentaciones
Probándose las kipas

Judío ultraortodoxo
Barrio ortodoxo de Mea She`arim
Leyendo en Mea She`arim
En la Cúpula de la Roca
Vista de la Jerusalén musulmana
Otra vista de la Jerusalén musulmana
Vendiendo verdura en la Ciudad Vieja
Niñas musulmanas en el barrio cristiano
Velas en el Santo sepulcro
Mosaico bizantino en el Santo Sepulcro
Decoración en una capilla ortodoxa
Sin comentarios (son españoles)

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